Anoche en Madrid, sobre las 21:05, cuando empecé a pedalear tranquilamente en Avenida de América sobre mi Iniesta de vuelta a casa, comenzaron a caer unas cuantas gotitas del cielo, nada, poca cosa, chispeo calabobos. Poco a poco llovía más y más hasta que cuando llegué a la Puerta de Alcalá se había convertido en un diluvio y las calles eran arroyos e incluso ríos. En Atocha hubo unos segundos en los que el agua caía con tal fuerza que literalmente me hizo daño en la cara. Era tal la que había formada que hasta noté a los cochistas con una precaución fuera de lo común y nadie se acercó a Iniesta menos de seis o siete metros. ¿Frenar?, afortunadamente no hizo falta porque hubiera sido inútil intentarlo. En la glorieta de Pirámides había un embalse que cubría las llantas de las ruedas y buena parte de los radios. Al cruzar lo que en su día fue el río Manzanares miré por si veía en él a Noé en su arca llena de parejas de animales, no me hubiese extrañado en absoluto. Subiendo por General Ricardos me sentía como un salmón a contracorriente gracias a las eternas obras que hay en la calle que provocan que todo el agua que cae del cielo discurra sin control y caóticamente a sus anchas por todo el ancho de la calle hasta Marqués de Vadillo. Ya en casa me quité toda la ropa que llevaba puesta y al escurrirla echó agua como para llenar un barreño, yo creo que lo hubiese conseguido llenar del todo con el agua que salió al vaciar mis zapatos. Para mi que bañándome en una piscina me hubiese mojado menos.
Esta mañana he vuelto a pedalear sobre mi Iniesta, ¡faltaría más!
Un saludo empapado como una sopa a tod*s y muchísima salud!!!
Sebas.
La ruta de las emociones cumplidas
Hace 2 meses
4 comentarios:
¿Iniesta? Que bueno... Da para mil chistes.
Yo me dejé la bici en casa, que vi en Interné que iba a llover mucho, que soy un comodón. Normalmente, la subida de General Ricardos me la hago por la calle contigua (Jacinto Verdaguer / Mercedes Arteaga).
Hoy casi me pilla una furgo en Oporto. Si es que no miran.
¿Que si llovió, preguntas?
Con decir que tardé el doble en llegar a casa, después de salir a las 23:00, empapado como El Vaticano, tras 10 minutos de pedaleo inestable gracias a la fina capa de aceites y grasas que cubre las calles.
La lluvia, una delicia: fresquita, húmeda, purificadora del aire (por llamarlo de alguna forma).
Hoy limpieza y engrase de "El Tiro" y vuelta al pedal :D
No es por tirarme el pisto, pero aveces hasta se agradece pedalear bajo la lluvia.
Bajo una cascada como te sucedió a ti, ya es otra cosa.
Menuda aventura bajo la lluvia de la jungla del asfalto. Lo importante es que hace falta la lluvia, y casi es menos peligroso circular en bicicleta que circular en coche cuando llueve de esa manera.
Aquí, en Azuqueca, también hemos sufrido algunos daños,a esas horas yo ya estaba en casa y pude disfrutar del sonido de la lluvia bajo el tejado... pero uno de los arboles que tenemos en el jardín ha sufrido algunos daños, esta mañana encontramos medio arbol tirado en medio del jardín. Así que si, llovió con ganas, a parte de todo el viento que hizo.
Es lo bonito que tiene montar en bici, el estar en contacto con la naturaleza.
Publicar un comentario